martes, 21 de abril de 2020

LO QUE NOS ENSEÑA EL CORONAVIRUS. Por un constitucionalismo planetario

Luigi Ferrajoli 



El coronavirus no conoce límites. Ahora se ha extendido a casi todo el mundo y ciertamente a toda Europa. Es una emergencia global que parece requerir una respuesta global. Podemos, por tanto, extraer dos enseñanzas de esto, que nos obligan a reflexionar sobre nuestro futuro.

La primera enseñanza se refiere a nuestra fragilidad y, en conjunto, a nuestra total interdependencia. A pesar de los logros tecnológicos, el crecimiento de la riqueza y la invención de armas, cada vez más letales, continuamos –todos, en tanto simples seres humanos– expuestos a desastres, algunos causados ​​por nosotros mismos con nuestra contaminación irresponsable, otros, como la epidemia actual, que consisten en desastres naturales. Con una diferencia, respecto a todas las tragedias del pasado: el carácter global de las catástrofes de hoy, que afectan a todo el mundo, a toda la humanidad, sin diferencias de nacionalidad, cultura, idioma, religión e incluso condiciones económicas y políticas. Desafortunadamente, a partir de esta pandemia planetaria, se produce una confirmación dramática de la necesidad y urgencia de construir un constitucionalismo planetario: aquel propuesto y promovido por el grupo "Constituyente tierra" (“Costituente Terra”) que inauguramos en Roma el pasado 21 de febrero.

La segunda enseñanza se refiere a la necesidad de tomar medidas efectivas y, sobre todo homogéneas, ante emergencias de esta naturaleza, para evitar que la variedad de medidas adoptadas, en muchos casos totalmente inadecuadas, termine favoreciendo el contagio y multiplicando el daño para todos. Ahora, en cambio, vemos que cada país toma medidas diferentes, a veces completamente inadecuadas, como las adoptadas en los Estados Unidos e Inglaterra, cuyos gobiernos están subestimando el peligro para no dañar sus economías. Incluso en Europa, los 27 países miembros se mueven en un orden disperso, adoptando cada uno estrategias diferentes: desde las rigurosas medidas de Italia y España, hasta las más blandas de Francia y Alemania. Sin embargo, al menos en lo que respecta a Europa, la gestión conjunta de la epidemia estaría incluso impuesta por los Tratados. El artículo 168 del Tratado de Funcionamiento de la Unión, dedicado a la salud pública, luego de afirmar que "la Unión garantiza un alto nivel de protección de la salud humana", establece que "los Estados miembros coordinan entre sí, en comunicación con la Comisión, sus respectivas políticas", y que "el Parlamento Europeo y el Consejo también pueden tomar medidas para proteger la salud humana, en particular, para luchar contra los grandes flagelos que se extienden a través de las fronteras". Además, el artículo 222, titulado "Cláusulas de solidaridad", establece que "la Unión y sus Estados miembros actúan conjuntamente con espíritu de solidaridad si un Estado miembro es objeto de (…) una catástrofe natural (…)".

¿Es posible que la Unión Europea pueda imponer solo sacrificios de austeridad y políticas a los Estados miembros en beneficio de los equilibrios presupuestarios, y ni siquiera medidas de salud para beneficiar la vida de sus ciudadanos? La Comisión Europea tiene entre sus miembros un comisionado de salud, otro de derechos sociales, otro de cohesión y reformas e incluso un comisionado de gestión de crisis. ¿Qué están esperando para, tomando en cuenta esta emergencia, promover, en toda Europa, y mediante disposiciones vinculantes, medidas homogéneas y efectivas destinadas a afrontarla?

Pero, además, la naturaleza global de esta epidemia confirma la necesidad –ya evidente en materia de agresiones al medio ambiente, pero ahora más visible y urgente por el terrible balance diario de los muertos y de los contagiados– de dar vida a una Constitución de la Tierra que provea de garantías e instituciones capaces de enfrentar los desafíos globales y proteger la vida de todos. Ya existe una Organización Mundial de la Salud, pero no tiene los medios y equipos necesarios para llevar las 460 fármacos que salvan vidas a países pobres, pese a que desde hace 40 años se tiene establecido que deberían ser accesibles para todos. No obstante ello, la ausencia de estos fármacos causa 8 millones de muertes cada año. 

Hoy la epidemia mundial golpea a todos, sin distinción entre ricos y pobres. Por lo tanto, debería brindar la oportunidad de hacer de la OMS una verdadera institución de garantía global, equipada con los poderes y los medios económicos necesarios para enfrentar la crisis con medidas racionales y adecuadas, no condicionadas por intereses políticos o económicos contingentes, sino destinadas a garantizar la vida de todos los seres humanos por el solo hecho de ser tales.

Para este salto de civilización –la realización de un constitucionalismo global y de una esfera pública planetaria– hoy existen todas las condiciones: no solo las institucionales, sino también las sociales y culturales. Entre los efectos de esta epidemia hay una reevaluación de la esfera pública en el sentido común, una reafirmación de la primacía del Estado en comparación con las Regiones en términos de salud y, sobre todo, el desarrollo –después de años de odio, racismo y sectarismo– de un extraordinario e inesperado sentido de solidaridad entre las personas y los pueblos, que se está manifestando en la ayuda proveniente de la China, en los cánticos comunes y en las manifestaciones de afecto y gratitud, en los balcones, hacia los médicos y enfermeras, en la percepción, en resumen, que somos un solo pueblo en la Tierra, unidos por la condición común en la que todos vivimos. Quizás de esta tragedia puede nacer, finalmente, una conciencia general respecto de nuestro común destino que, por ello mismo, requiere también de un sistema común de garantías de nuestros derechos y de nuestra pacífica y solidaria coexistencia.

¿Qué son los DDHH?

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jueves, 8 de mayo de 2014

COMUNICADO DEL CUERPO DOCENTE DE LA ESCUELA DE DERECHO DE LA UNIVERSIDAD FERMÍN TORO

El Cuerpo Docente de la ilustre Escuela de Derecho de la Universidad Fermín Toro, consciente de su rol formador y orientador, frente a los hechos de violencia ocurridos en nuestra casa de estudios el pasado Lunes Cinco (05) de Mayo del año 2014 fija posición ante la comunidad ufetista y la opinión pública en los términos siguientes: CONSIDERANDO Que la Escuela de Derecho de la Universidad Fermín Toro, constituye un espacio dedicado a la promoción del debate académico, jurídico y político con criterios de tolerancia e inclusión de todas las corrientes racionales del pensamiento; en procura del análisis crítico de la realidad local y nacional para la consecución de propuestas dirigidas a la construcción de una sociedad de bienestar, racional y plural. CONSIDERANDO Que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, reconoce el derecho a la manifestación pacífica, como mecanismo de expresión de la sociedad en el marco de la democracia participativa y protagónica. CONSIDERANDO Que el movimiento estudiantil venezolano, ha protagonizado diversos hechos de protesta, procurando con ello la atención por parte del Estado venezolano de problemas sociales e institucionales que afectan al país y sus posibilidades de autentico desarrollo. Manifestaciones que han concluido en lamentables hechos de violencia y una represión excesiva ejecutada por los cuerpos de seguridad del Estado. CONSIDERANDO Que el pasado Lunes Cinco (05) de Mayo del presente año, en el marco de una jornada de protesta protagonizada por estudiantes de nuestra casa de estudios, personas no identificadas y portando armas de fuego ingresaron al recinto universitario causando destrozos, hurtando bienes y finalmente la quema de oficinas administrativas y la biblioteca de la Universidad. ACUERDA EL CUERPO DOCENTE DE LA ESCUELA DE DERECHO DE LA UNIVERSIDAD FERMÍN TORO Primero: Reivindicar el carácter democrático y plural de la Universidad Fermín Toro, como expresión del hecho educativo venezolano, ratificando el compromiso de la formación de las nuevas generaciones para la excelencia, bajo la égida de la libertad, la promoción y defensa de los Derechos Humanos; y la participación ciudadana. Segundo: Rechazar los hechos de violencia ocurridos durante las legitimas manifestaciones ejercidas por el estudiantado, así como, la represión ejecutada por los cuerpos de seguridad del Estado, caracterizada por los excesos y comprometiendo la vida e integridad física de los manifestantes. Tercero: Respaldar al movimiento estudiantil de la Universidad Fermín Toro, en su práctica pacífica, democrática y constitucional de la protesta contra la grave situación institucional y social que afecta al país. Cuarto: Condenar los actos vandálicos ocurridos en nuestra casa de estudios el pasado Lunes Cinco (05) de Mayo del presente año, cuya gravedad compromete la prosecución académica y la estabilidad laboral de quienes hacen vida en la Universidad. En tal sentido, exigimos al Ministerio Público, el Poder Judicial, la Defensoría del Pueblo, el Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria y la Gobernación del Estado Lara la pronta determinación de responsabilidades conforme al ordenamiento jurídico vigente; y la protección de todos los centros educativos universitarios ubicados en el Estado Lara. Quinto: Ratificar a la comunidad estudiantil y a las autoridades universitarias nuestra confianza en la superación de la grave situación que hoy nos afecta, para lo cual elevamos nuestro compromiso institucional y nuestro compromiso con las generaciones profesionales que sin duda incidirán en la transformación de una Venezuela para los valores humanos. ¡TODOS SOMOS UFT! En la ciudad de Barquisimeto, a los Siete (07) días del mes de Mayo del año 2014